lunes, abril 7

topografía .

Y [.]

libros que despotriquen contra dios y todas esas verdades tan malaceja y acementadas. No se trata de hablar, de crear recuerdos a partir de la saliva, momentos cóncavos, gratuitos y que se queden ahí, momificados en la mente, a propósito. Sino que sea más denso el ambiente, que se empleen otros elementos para moldear una situación de recuerdo más interesante, por decirlo así, que sea la situación dificultosamente ofensiva. Y por favor, que el intento de no mesurar el instinto, se lleve a cabo. Quiero decir, hay veces que los dientes salen por el estómago y se tratan de comer más tripas, y las tripas se regodean en las otras tripas que las rodean, y así debe ser. Tu lengua debe acariciar mi esófago con la misma velocidad que el oxígeno entra y sale del cerebro. Que tus manos se distraigan en mí, las mismas que a veces usas para matar o para cortar en pedacitos una cebolla verde [silencio] y desvestirme y apaciguar la situación anterior. Pero no, el reloj, no, digamos. No mirés el reloj.

No me hagas caso. La cara se me empalidece como la luna en un pequeño arrollo crepuscular cuando escribo estas cosas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sorpendente!=L)

JAJA.

Maty=).

Pipe dijo...

supongo que te dicen seguido cosas del estilo pero no por eso me voy a autocensurar: yo hubiera podido escribir tu perfil... saludos.