martes, noviembre 20

un mundo feliz.

Me sonrío entre tu mirada indefensa, qué descaro!

si yo soy capaz de decidir tu destino, soy la que te atormenta la que te hace nacer día y noche y la sangre y los tejidos que se destruyen contra el piso...


El que ama, carece.
El que no ama, no carece.


Sí sabés que Sábado no quiere, y yo a Sábado no lo hago querer, sino que te hago querer a vos, y no te das cuenta. Y me sonrío enrojeciendote las pupilas hasta clavarme justo en el centro, te desangro. Me trago tu sangre, con vodka, con vino, con amor... con placer.

Si el placer siempre fue lo más importante, si las sensaciones son las únicas con las que te quedás, un minuto.

Tenés que besar más baldosas para darte cuenta que son inertes. Tenés que desangrarte para que yo me regodee y sea feliz. Y me muera, drogada de una felicidad insensata y pesada, yo, abrumada por la felicidad. Si la felicidad es un extremo, nunca vamos a poder llegar a ella.

Si te seguís cosiendo con alambre de púa, te vas a morir y yo me voy a tragar tu sangre.




En la imaginación no hay memoria.

1 comentario:

conedulcorante dijo...

wau qué maravilla este post.