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Me distraigo de a poquito de esta melancolía tierna. Doy un par de pasos hasta el aljibe y mi dedo sigue un gotita que se derrama por mi hombro, como si me quisiera seducir.
Aspiro lentamente el suave perfume a jazmín, que es el olor del verano por definición. Yo lo huelo y ya me siento libre, siento la piel cubierta por muy pocos harapos y fresca. Siento a la mitad de mi cola sosteniendo el peso de mi torso al estar apoyada en el aljibe.
El aljibe está seco y hay olor a jazmín.
El olor a jazmín me adormece y se hace más intenso y vírgen, cuando llueve suave y las gotitas se derraman por mi cuerpo y a mis ojos se les ocurre seguirlas. Seguirlas a todas, porque mis otros sentidos están ocupados con el perfume a jazmín o el aljibe seco.
Me siento desnuda, siento como la brisa de verano y ese perfume tan peculiar me envuelven y me estremecen agrandando cada uno de mis poros. Y no me da vergüenza, nunca me dió vergüenza.
Se acerca el verano, brindo por eso.
1 comentario:
¿porqué a la gente le molestan los pezones?
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