miércoles, agosto 12
Gladys.
Hacía ese revoltijo con el papel higiénico e iba quedando cada vez más chico, adelgazaba vomitando barquitos que se hundían porque la bañera había desbordado y arruinado todo el parquet, y los barquitos se hacían parte del agua y el agua parte del parquet y el parquet enemiga del vecino de abajo, Rubén, qué buen tipo Rubén, Rubén de mañana que me trae el azúcar o me roba el suplemento deportivo creyendo que no me doy cuenta porque no me importa, ahí tenés, Rubén, buenazo, el techo todo humedecido de barcos de agua que se me escapan, Rubén, el vecino enfermo que espía las tetas de mi hija por la rendija de la puerta que a veces queda entornada porque hace calor y el la mirá y hace un río de baba, qué calor que hace, pobre Gladys, qué suerte que vivo en el edificio de enfrente.
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