.
La frondosa campanada de esa iglesia vieja y empolvada no me fue suficiente como para despertar sobresaltada.
Despertar con un sobresalto corto y ruidoso y afirmar que el mundo gira a pasitos cortitos, rápidos, el mundo me camina encima como una hormiga molesta que amenaza con frustrarme.
Pero no.
Con un suaaave movimiento de la mano, asi con el dorso para abajo, la abanico y la saco.
Y después qué?.
Después del mundo, la vida. Mi mundo creado a mi gusto.
Acá nadie tiene cadenas, creo que se llama...
miedo a la libertad.
malditas hormigas coloradas.