lunes, febrero 26

Regio

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pero con el indice y pulgar besándose.

El fondo de la botella es increible. Por mas que se gire y que cambien las perspectivas todo es distorsionado, confuso, mareante... y uno se queda meneando entre asuntos inconclusos, ventanas cerradas. La puerta que nunca se abre y la ventana cerrada. y ahi como una manchita aparece mi inevitabilidad. El acto fallido de existir y conocer, entrecruzarme con y contra. Y mucho de mi. Mi yo flotando entre yo y vos.
Mi ascendente y tu escalera mecánica.


Suena la alarma.


...Él nunca se pregunto cuán profunda era esa exacta sonrisa fotografica. Se le olvido la delicadeza de meterse en el reflejo del otro solo para verlos porcentajes, para no sentir su piel y sentir no sentirse. Pero no tiene nada que ver con esa sonrisa roja, esa sonrisa que era cigarra. Que lo incitaba a verla, a tratar de dilucidar que era ese ruido que salia de ella, la cigarra que lo llamaba.
Y juro que lo vi echandose agua bendita en los ojos. Realmente era roja, fuego lento.. pero era profunda?. Lo consumía pero podía el hundirse en ella. Sentirse ahogado. Creo que me emborrache antes de solucionarle el problema o soñé algún final distinto y tan concavó como aquél espejo de circo. Vomite un par de carcajadas. pero juro ante Lilith reina de los vampiros, que me quedé pensando en esa sonrisa y se me puso la piel de gallina, como cuando me tomo un te.



Me di vuelta y mi cuerpo me siguió creo. Todo se estaba yendo con la marea alta y con los pies atados al plomo. Hoy se desataron como milagro de santo buenhumorado. Espero no ahogarme en el agua blanda, esta gelatina tan exquisitamente tragable. A veces me acuerdo del señor. A veces me lo imagino enfrascado en alguna conversación importante conmigo y con un paraguas desteñido, negruzco tomando un buen jugo de lluvia.



Me queman los ojos, ya estoy bien.