lunes, abril 20

camino errante .

"(...) Le dije que mamá había muerto. Como quisiera saber cuándo, respondí: -Ayer.- Se estremeció un poco, pero no dijo nada. Estuve a punto de decirle que no era mi culpa, pero me detuve porque pensé que ya lo había dicho a mi patrón. Todo esto no significaba nada. De todos modos uno siempre es un poco culpable.
Por la noche María lo había olvidado todo. La película era graciosa de a ratos y, luego, demasiado tonta, en verdad. Ella apretaba su pierna contra la mía. Yo le acariciaba los senos. Hacia el fin de la función, la besé, pero mal. Al salir vino a mi casa.

Cuando me desperté, María ya se había marchado. Me había explicado que tenía que ir a casa de su tía. Pensé que era domingo y me fastidió: no me gusta el domingo. Me di vuelta en la cama, busqué el olor a sal que habían dejado allí los cabellos de María, y dormí hasta las diez. Luego estuve fumando cigarrillos hasta el mediodía, siempre acostado. No quería almorzar en el restaurante de Celeste como de costumbre, porque indudablemente me hubieran formuldo preguntas, cosa que no me gusta. Cocí unos huevos, los comí solos, sin pan, porque no tenía más y no quería bajar a comprarlo. (...)"


Fragmento de L 'Étranger.
Albert Camius (Camius para usted, Camús para mí)

1 comentario:

Charlie dijo...

Porque usted se planta por fuera de las convenciones. Y eso me encanta.

En cambio para mí, será la condena de Camius ¿Habremos aportado nuestro granito de arena a la literatura universal?