Era en abril, en ese abril que se separa maliciosamente de todos los demás abriles, sacacando a relucir su luz. Abril se come el sol, se come todas las brisas cálidas que me tocaron en otros meses menos importantes. Es abril, era en abril, que me abrigó.
En abril que me tropiezo con bocas que no se dirigen a ningún lado, que se cae al piso, que lo levanto, lo llevo a cuestas. Es el único mes que tiene ombligo.
Abril de tantos, como un piano, como un camino lleno de silencios.
Abril me mira con los ojos entrecerrados.
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