No serías como él. Lento, largo. No podrías ser como él. Apenas tres pelos, tres besos en las sombras. Un pestañear casi imperceptible desdoblandose en cada hoja, en cada curva del cuerpo, en cada precipicio literario, irreal. Y la piel, ¡y qué piel! un manjar de zares.
No podrías ser como él.
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