jueves, septiembre 6

umbra.

Ya está.

Me atraganté de verdad y ahora todos observan descaradamente. Estoy en el medio de una ronda muy bizarra, con los ojos como platos y todos deleitandose.
Temor?. No. Más bien, incomprensión. La duda desnuda, la duda presente y futura de mi ubicación física mañana, de mi vida en general.

Donde estará mi corazón, nadie se lo llevó, ¿se habrá consumido de tanto oxígeno?. Lo saqué para airearlo un rato y ahora lo perdí, pero lo perdí en la verdad, lo perdí... mientras me distraía mirando como cambiaba la luz en las hojas de la palmera.

La luz que cae gradualmente, el sol que la hace caer.
Y es tan hermoso, como para distraerse, que alguien se me adelante y derrita mi corazón, que lo dejé en el marco de la ventana, como en las películas. Lo dejé para airearlo porque se estaba carbonizando, porque estaba funcionando de más, vivo de más. A nadie le gustan los corazones negros, a nadie le gustan los corazones viejos y usados, rotos y malgastados. Al mío le gustaba renovarse, pero ya no lo tengo y todos se rien y me dan vueltas al rededor, yo me río porque ellos parecen idiotas o porque lo que pasó me dejó con un antiestético agujero en el pecho.

Vivo en la verdad, ya vivo yo EN la verdad.

Paz-.

1 comentario:

anonymous dijo...

la muerte puede ser digna, o no.
creeme. hay muertes que no valen... hay muertes que si. preguntale al che, si no. eso es una muerte. no hay mayor acto de amor.. que dar la vida por la de otros. asi dicen. es verdad