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...Es desconcertante la idea de que un ínfimo punto fluctuante degenere la posibilidad de escribir afanosamente.
Sí, mediodía de sol que traspasa una vez más por entre las rejas para dejarme un poco ciega, yo siempre lo perdono, lo debe saber. Y el yoghurt con cereales haciendo caso omiso a la anarquía de mi heladera.
Y las flores que me regaló siendo complices de mi inestabilidad de sábado por la tarde, donde la responsabilidad me aletarga, se me arrancan solos los pelos. Y mis dedos juegan a despertar a mis ojos, que parecen idiotizados, con estas letras.
Mi gato que se duerme escuchando Garota de Ipanema.
Una pelusa que cae vaga y se resume todo en eso
a veces la vida no es un poema.
tengo ganas de hablarle a un beso.
de contarle una historia que no es.
de dejar de hacer todo lo que hago.
Hoy no quiero ser yo.