sábado, marzo 24

puro .

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Los gusanos le comen la carne, o al menos es lo que siente
tendido en el techo
mirando el suelo estrellarse en si mismo, ahi frente a sus ojos.
Lejano. Sus pies lejanos desgarrados y pútridos, descansan lejos del piso, de las baldosas irreales.
Ilusión de él y el agujero en sus ojos, el agujero sin sus ojos que lo miran comerlo o llenarse de pequeñas hendiduras verdes.
Un grito frío de entrañas, obscuro...silencioso. De noche, qué raro la luna
Es, entonces.
Alimento, un ciclo, una luz cancerigena y da vida, la vida.
Se escapa de esa noche llena de garras y afilados dientes, le sabe a sangre y el grito apagado.
Se rompe, se consume.
Así,
Una luz etérea.

1 comentario:

Acuatico dijo...

Desgranando la vida,
consumiendo los últimos sentimientos,
comprendiendo todo de golpe,
un alma liberada, al fin.

Un saludo desde mi pecera...