Es encontrarte en el fondo del vaso, más pesado que el agua como la ceniza o la sangre, que se separa y se acopla y forma figuras. Es el fondo del vaso, que estaba lleno, casi que se derramaba. Y ya no, te encontré en el fondo, mutando, partiendote en mil pedazos para volver a recomponerte y mirarme, encontrarme a mí. No es coincidencia, no es éxtasis, no es el último cigarrillo del paquete.
Es que se me pegaron los labios de haber estado tanto tiempo en silencio.
miércoles, septiembre 30
domingo, septiembre 27
agua de rio.
Puedo ver todo lo que pasa a mis espaldas porque tengo un agujero en el estómago que me lo permite.
jueves, septiembre 24
todos los días la muerte del sol queda inconclusa.
.
Siempre tengo las llaves de mi casa en algún bolsillo de la ropa que uso. Es sentirme un poco en casa, como la seguridad que da una alianza o una puerta blindada. Pero en una forma más simple o que me deja más psicológicamente tranquila (también la alianza, claro).
Así que todas las baldosas que piso en el día, las piso jugueteando con las llaves en la mano, en el bolsillo. Y escucho el tintineo mientras camino. Y me siento apenas en casa, apenas café, apenas almohada.
Estar en casa es el último suspiro de todos los días, el que se inhala más fuerte y profundo que los demás. Tengo las paredes enturbiadas con historias mórbidas, que se adormecen con la medialuz del velador que está sobre el parlante.
Me arrinconan un poco más todos los días y tengo un reflector en la cabeza. Estoy sola rodeada de nada y tengo que hablar de algo, pero no sé de qué.
Tengo las llaves en el bolsillo y ahí viene el subte, o vienen la luz del subte precedida por el subte y yo pienso que tengo ganas de vivir. Y que no me quiero olvidar de todas las cosas bonitas que me dijeron alguna vez, pero que no hay remedio, porque el amor se vaporiza. El amor esmero, el amor imbécil, amor al arte, amor a dios.
Quiero sentir que me hacen el amor y tener las llaves entre los dedos. Quiero sentir esa cosa que se cree sentir, pero que no se siente y que solo son cosquillas vagas o una idea algo desorientada. Es tan dificil.
¿La loca soy yo o están locos todos los demás?
Yo tenía una idea malograda del amor, pero la tenía.
Siempre tengo las llaves de mi casa en algún bolsillo de la ropa que uso. Es sentirme un poco en casa, como la seguridad que da una alianza o una puerta blindada. Pero en una forma más simple o que me deja más psicológicamente tranquila (también la alianza, claro).
Así que todas las baldosas que piso en el día, las piso jugueteando con las llaves en la mano, en el bolsillo. Y escucho el tintineo mientras camino. Y me siento apenas en casa, apenas café, apenas almohada.
Estar en casa es el último suspiro de todos los días, el que se inhala más fuerte y profundo que los demás. Tengo las paredes enturbiadas con historias mórbidas, que se adormecen con la medialuz del velador que está sobre el parlante.
Me arrinconan un poco más todos los días y tengo un reflector en la cabeza. Estoy sola rodeada de nada y tengo que hablar de algo, pero no sé de qué.
Tengo las llaves en el bolsillo y ahí viene el subte, o vienen la luz del subte precedida por el subte y yo pienso que tengo ganas de vivir. Y que no me quiero olvidar de todas las cosas bonitas que me dijeron alguna vez, pero que no hay remedio, porque el amor se vaporiza. El amor esmero, el amor imbécil, amor al arte, amor a dios.
Quiero sentir que me hacen el amor y tener las llaves entre los dedos. Quiero sentir esa cosa que se cree sentir, pero que no se siente y que solo son cosquillas vagas o una idea algo desorientada. Es tan dificil.
¿La loca soy yo o están locos todos los demás?
Yo tenía una idea malograda del amor, pero la tenía.
martes, septiembre 22
Como el viento voy a ver.
Hoy aprendí que realmente y a fin de cuentas la edad de los dinosaurios no importa. Yo me deshice del reloj hace un largo tiempo atrás.
sábado, septiembre 19
acopio.
Freías tus huevos como ojos. Ojos fritos. Ojos de huevo. Los ojos que se fríen como huevos en una sartén porque el sol está en el punto más alto y la vista no se aparta, y quema.
El sol quema como nunca, quema los adoquines, los pequeños espacios entre los autos, el espacio intangible que nos alberga y nos separa.
Q-u-e-m-a
Nos estamos friendo lentamente, nos estamos derritiendo sobre pasto seco meado por perros callejeros.
Creo que nunca nos importó.
El sol quema como nunca, quema los adoquines, los pequeños espacios entre los autos, el espacio intangible que nos alberga y nos separa.
Q-u-e-m-a
Nos estamos friendo lentamente, nos estamos derritiendo sobre pasto seco meado por perros callejeros.
Creo que nunca nos importó.
martes, septiembre 15
around.
Tengo una autopista de hormigas, más o menos. Me contaron que estoy enamorada, pero yo no les creo. Es que salé mucho (demasiado, dicen) la comida. Con cada bocado un vaso de agua. Pero la autopista sigue ahí, inalcanzable. Me tendría que sacar las víceras para lograr algo, pero ensuciaría toda la cocina y tendría que limpiarla de nuevo.
sábado, septiembre 12
ñ
Yo quise el fin y había más
Yo quise más, no había fin
Lo que yo quise encontrar
Estaba atrás y no aquí.
Desde las sombras no ví las
Sombras y no ví luz.
No voy a llorar
Si nadie me acompaña
No voy a dejar ni un camino sin andar
Aunque sea el fin del amor
Yo he visto el fin del disfraz
Yo quiero el fin del dolor
Pero no hay fin siempre hay más.
No existe sombra,
No existe culpa,
No existe cruz.
Nada más, gracias Charly.
Yo quise más, no había fin
Lo que yo quise encontrar
Estaba atrás y no aquí.
Desde las sombras no ví las
Sombras y no ví luz.
No voy a llorar
Si nadie me acompaña
No voy a dejar ni un camino sin andar
Aunque sea el fin del amor
Yo he visto el fin del disfraz
Yo quiero el fin del dolor
Pero no hay fin siempre hay más.
No existe sombra,
No existe culpa,
No existe cruz.
Nada más, gracias Charly.
miércoles, septiembre 9
martes, septiembre 8
.
Por qué te quedás en Vía Muerta?
Por qué te quedás en Vía Muerta?
No se por qué vas hacia ese lugar
donde todos han descarrilado
Porqué no te animás a despegar? Yo te digo
por qué te quedás en Vía Muerta?
Por qué te quedás en Vía Muerta?
No se por qué vas hacia ese lugar
donde todos han descarrilado
Porqué no te animás a despegar?
Yo te digo por qué.
Por qué te quedás en Vía Muerta?
No se por qué vas hacia ese lugar
donde todos han descarrilado
Porqué no te animás a despegar? Yo te digo
por qué te quedás en Vía Muerta?
Por qué te quedás en Vía Muerta?
No se por qué vas hacia ese lugar
donde todos han descarrilado
Porqué no te animás a despegar?
Yo te digo por qué.
lunes, septiembre 7
prohibido...
domingo, septiembre 6
hiperestésica .
"Cuando me muerda la pena, no voy a llorar"
Bajé del colectivo y unos pasos ulteriores bajé las escaleras al subte, muy prudente. Siempre odié las escaleras, no nos llevamos muy bien. Compré mi boleto, vino el subte, subí. Sola en el vagón, en todo el vagón, con cara de nada, con cara de estoy viva y respiro pero no me doy cuenta. Hija del culo, digamos, o bruja cachavacha. Cachchchchchchchavacha. Fea y prostituta. El ego se fue al parque de la costa a divertirse en la montaña rusa verde, y me dejo sentada en este banquito, con un perfume nuevo, con un kilo de chocolate y nada de ganas de comerlo.
Desconectada, estoy desconectada, voy en monopatín cuesta abajo, ruedo cuesta abajo y me raspo las rodillas y los codos, apenas sangra, apenas duele. Es una cascada de mugre, de ideas mugrientas y perspicaces, tan volátiles que ya me las olvidé. Como todos los besos que me dejan un puente de baba interminable.
Tengo la epidermis hiperestésica, inaliviada. El amor a gotas ácidas abnegadas que me cuajan la piel en un simple viaje solitario en subte.
Me tragué el subte, me lo tragué todo y eructé pompas de un brillante verde que flotaron hacia la superficie y le contaron a la humanidad que aún existo, resignada, menguada, ultrajada, violada, aminorada, displicente, apática. Y respiro, respiro tanto que a veces me brillan los ojos del sosiego de respirar. El aire me lengüetea la cara y no puedo rehuir de la idea de que cerrar los ojos es un suicidio fatal.
Pero llego a donde tenía que llegar, tengo las manos vacías y una sensación de postergue en el corazón, si es que tengo corazón.
Es incoherente cuanto me fastidia pestañar.
Bajé del colectivo y unos pasos ulteriores bajé las escaleras al subte, muy prudente. Siempre odié las escaleras, no nos llevamos muy bien. Compré mi boleto, vino el subte, subí. Sola en el vagón, en todo el vagón, con cara de nada, con cara de estoy viva y respiro pero no me doy cuenta. Hija del culo, digamos, o bruja cachavacha. Cachchchchchchchavacha. Fea y prostituta. El ego se fue al parque de la costa a divertirse en la montaña rusa verde, y me dejo sentada en este banquito, con un perfume nuevo, con un kilo de chocolate y nada de ganas de comerlo.
Desconectada, estoy desconectada, voy en monopatín cuesta abajo, ruedo cuesta abajo y me raspo las rodillas y los codos, apenas sangra, apenas duele. Es una cascada de mugre, de ideas mugrientas y perspicaces, tan volátiles que ya me las olvidé. Como todos los besos que me dejan un puente de baba interminable.
Tengo la epidermis hiperestésica, inaliviada. El amor a gotas ácidas abnegadas que me cuajan la piel en un simple viaje solitario en subte.
Me tragué el subte, me lo tragué todo y eructé pompas de un brillante verde que flotaron hacia la superficie y le contaron a la humanidad que aún existo, resignada, menguada, ultrajada, violada, aminorada, displicente, apática. Y respiro, respiro tanto que a veces me brillan los ojos del sosiego de respirar. El aire me lengüetea la cara y no puedo rehuir de la idea de que cerrar los ojos es un suicidio fatal.
Pero llego a donde tenía que llegar, tengo las manos vacías y una sensación de postergue en el corazón, si es que tengo corazón.
Es incoherente cuanto me fastidia pestañar.
jueves, septiembre 3
inmune.
Tengo tantas cosas en ebullición. Tantos recuerdos haciendo ruido, pequeños vestigios de lo que sea que me tironean de la falda mientras yo no les doy de comer. Output, digamos.
Tengo recuerdos que desvarían, me siento bien. Lo peor es que me siento bien, porque aquello que siento discurre entre la idea de lo que tengo que sentir, lo que tengo que sentir y lo que realmente siento. En esa ensalada me siento bien, me abrazo.
Tengo recuerdos que desvarían, me siento bien. Lo peor es que me siento bien, porque aquello que siento discurre entre la idea de lo que tengo que sentir, lo que tengo que sentir y lo que realmente siento. En esa ensalada me siento bien, me abrazo.
miércoles, septiembre 2
Suscribirse a:
Entradas (Atom)