Desde arriba me enceguece la luz. El mediodía me apunta directo a las pupilas, pero todavía puedo ver desde la cima de esta colina, miembro de la cadena de colinas que se alzan a los costados, el camino filoso de cactus que sorteé. Apenas me sangran los tobillos, pero tengo un angel negro que no se alimenta de mi sangre, sino de mi aliento y mi sudor. Me cuida con su luz de día y me mece en las peores tormentas tropicales.
Ahora puedo dormir tranquila.
martes, febrero 28
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2 comentarios:
El amor es una mierda. Pero esta re bueno
Ese ángel negro tuyo yo lo envidio.
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