jueves, febrero 10

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Vengo con el corazón muy abierto y los latidos retumban. Te leo, me acerco con dos grandes retinas brillantes y justo ahí, con el aire bien espeso, desenroscas suavemente mi cabeza y la dejás a un costado.

Me temo que no te lo agradecí lo suficiente.

2 comentarios:

Ezequiel dijo...

es un buena idea la de un cuello a rosca..

solucionaria millones de dilemasª!

Enrique Arias Valencia dijo...

¡Saludos, realmente poético!