Estaba tu pecho otra vez asfixiandome, tan amplio. Las gotas de transpiración formaban caminitos, sorteando los pelos.
Otra vez tu pecho, tu pecho azul, la lluvia, el verano, el otoño, todas esas avenidas asfixiandome y no había nada que me salve, no había palabras.
Tu pecho azul y esas gotitas que no dicen nada.
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