sábado, junio 5

desastre.

Tengo un par de cuervos revoloteándome en la cabeza, deseosos de que me rompa el cráneo y poder comerse algo de mi jugoso cerebro. Cerebro húmedo recién desenlatado.
Es que lo tengo tan desordenado que me tienta agarrar cualquier pedazo de cemento y darle un par de tumbos a ver si se acomoda. Aunque sea un par de ideas. Los patitos en fila, los jugadores, el moño más o menos arreglado.
Escucho ruidos, sí. Escucho todo, ese es mi problema. Estoy abierta a todo, cualquier dedo se me puede meter en el ojo y cualquier mierda puede pasar por mi oreja. Como si tuviese un cartel de "Mi hogar es su hogar" o alguna de esas boludeces que estaban escritas en unos felpudos que solía comprar mi abuela, hasta que se avivó. De que su casa es su casa. Falta que yo me avive un poco. Yo, yo, yo, yo, yo, yo. Sí, volví a tener unos amargos dieciseis por un ratito. Me está brotando una rebeldía incontrolable, un volcán de mierda desde mi estómago. Repulsivo, pero no lo podría haber cosificado mejor. Cosificado, perdón. Qué cosas. Pero se me antoja, voy a escribir lo que mierda se me antoja, comer lo que se me antoja, fumar lo que se me antoja, cojer como se me antoja.
Necesito antojarme, fluir un poco por la vida y no que me fluya, no me quiero quedar seca, me están chupando la sangre. Los días se me van como un pañuelo lleno de mocos en otoño. Y me quedo mirando como una boba como el papel da vueltas en el viento, y se aleja, cada vez más.
Necesito volver a enamorarme de la vida. Ser esa. Esa que era yo, que ahora no soy yo, pero fui alguna vez, creo. Creo que sí.

Creo que era yo, voy a volver a ser yo.

1 comentario:

Catalina dijo...

"¿Resultará más práctico dotarse de una epidermis de verruga que adquirir una psicología de colmillo cariado?

Acababa de formularme esta pregunta, cuando un tranvía me susurró al pasar: “¡En la vida hay que sublimarlo todo... no hay que dejar nada sin sublimar!”

(...)

¡Pensar que antes de sublimarlo todo, sentía ímpetus de suicidarme ante cualquier espejo y que me ha bastado encarar las cosas en sublime, para reconocerme dueño de millares de señoras etéreas, que revolotean y se posan sobre cualquier cornisa, con el propósito de darme docenas y docenas de hijos, de catorce metros de estatura; grandes bebés machos y rubicundos, con una cantidad de costillas mucho mayor que la reglamentaria, a pesar de tener hermanas gemelas y afrodisíacas!...

Que otros practiquen —si les divierte— idiosincrasias de felpudo. Que otros tengan para las cosas una sonrisa de serrucho, una mirada de charol.

Yo he optado, definitivamente, por lo sublime y sé, por experiencia propia, que en la vida no hay más solución que la de sublimar, que la de mirarlo y resolverlo todo, desde el punto de vista de la sublimidad. "

Oliverio Girondo,
Espantapájaros 10.

Seguro lo tenés en mente, pero de vez en vez está bueno recordarlo de vez en vez...

si, tu blog está piolapiola.