sábado, junio 26
en invierno nos queremos morir .
Te pegabas a mi, pegabas tu pecho contra mis tetas, me hacías doler pero no te dije nada. Estaba distraída. Con la mano izquierda intentaba esconder una bombacha sucia que me había olvidado sobre la cama. Giraste la cabeza para ver qué era lo que me estaba entreteniendo, los colores se subían a mi cara, casi que me quemaba. Intentaste agarrarla, líodemanosdededos, manoteo, me la sacaste y empezaste a olerla, a lamerla. Yo te miraba, sabía que íbamos a cojer. Entre la distracción y el movimiento grotesco de tu lengua, me paré, te paraste. te dije algo del piso, me arrodillé mientras vos pensabas que te la iba a chupar, tenía en mente otra cosa. Te traje hacia mí, estábamos los dos arrodillados ahora, con un movimiento brusco te senté, te apoyé contra la cama. "No tengo forros". Casi ni lo pensé, pero el forro que había en el cajón ya estaba en mi mano, ahora en tu mano, ahora en tu pene, tu pene adentro mío y un calor que se extendía, se extendía fuera de mí, casi que llenaba toda la habitación. Me puse en cuclillas para moverme mejor, unos minutos de placer, "he pecado, he pecado" sonaba, creo que yo te lo cantaba al oído. Exploté en un orgasmo, te miré y te pregunté si habías llegado, me miraste. Me miraste, me miraste tanto, tan tanto, tan adentro. "No sé que me pasa con vos"
lunes.
Estaba tu pecho otra vez asfixiandome, tan amplio. Las gotas de transpiración formaban caminitos, sorteando los pelos.
Otra vez tu pecho, tu pecho azul, la lluvia, el verano, el otoño, todas esas avenidas asfixiandome y no había nada que me salve, no había palabras.
Tu pecho azul y esas gotitas que no dicen nada.
Otra vez tu pecho, tu pecho azul, la lluvia, el verano, el otoño, todas esas avenidas asfixiandome y no había nada que me salve, no había palabras.
Tu pecho azul y esas gotitas que no dicen nada.
s
Es increíble como te podés golpear con cosas invisibles a cada rato, y que la vida se te cague de un segundo a otro. Hay tantas baldosas flojas. Realmente me asusta.
Me asusta.
Me
asusta.
Me asusta.
Me
asusta.
forradas .
Quiero decir nada más que me inclino por la religión de café y pucho a las 9:00 am.
Muy breve.
Muy breve.
viernes, junio 18
jueves, junio 17
de los mil diablos.
Cuando no hago lo que debería y hago lo que no. Cuando lo que debería es lo que no hago y lo que no debería es lo que sí. Cuando no sé si realmente estoy haciendo lo que debería y no, lo que no debería. O, tal vez, no debería hacer nada. O todo lo contrario. Tal vez al revés. Con salchichas y puré y bebidas energizantes mentoladas. Un porro. Dos porros. Un vaso bien frío de coca-cola.
Una noche de placer, una noche de llanto. La balanza bien equilibrada, negro y blanco, malbec y cabernet, rubio y morocho, lápiz y lapicera.
Al final qué diablos importa todo esto.
No lo sé, realmente.
Una noche de placer, una noche de llanto. La balanza bien equilibrada, negro y blanco, malbec y cabernet, rubio y morocho, lápiz y lapicera.
Al final qué diablos importa todo esto.
No lo sé, realmente.
domingo, junio 13
Hijo a Padre .
Cuando decís "yo lo que tenía que hacer ya lo hice" te estás rajando.
Eso no lo tengo que hacer yo, lo tenés que hacer vos.
Matilde (la psicóloga) no es parte de la familia, papá. No podés pasarte la vida dependiendo de Matilde, hacés todo lo que te dice ella. Hacés todo. Sí, mejor.
Mejor. (Mejor?)
Eso no lo tengo que hacer yo, lo tenés que hacer vos.
Matilde (la psicóloga) no es parte de la familia, papá. No podés pasarte la vida dependiendo de Matilde, hacés todo lo que te dice ella. Hacés todo. Sí, mejor.
Mejor. (Mejor?)
sábado, junio 5
desastre.
Tengo un par de cuervos revoloteándome en la cabeza, deseosos de que me rompa el cráneo y poder comerse algo de mi jugoso cerebro. Cerebro húmedo recién desenlatado.
Es que lo tengo tan desordenado que me tienta agarrar cualquier pedazo de cemento y darle un par de tumbos a ver si se acomoda. Aunque sea un par de ideas. Los patitos en fila, los jugadores, el moño más o menos arreglado.
Escucho ruidos, sí. Escucho todo, ese es mi problema. Estoy abierta a todo, cualquier dedo se me puede meter en el ojo y cualquier mierda puede pasar por mi oreja. Como si tuviese un cartel de "Mi hogar es su hogar" o alguna de esas boludeces que estaban escritas en unos felpudos que solía comprar mi abuela, hasta que se avivó. De que su casa es su casa. Falta que yo me avive un poco. Yo, yo, yo, yo, yo, yo. Sí, volví a tener unos amargos dieciseis por un ratito. Me está brotando una rebeldía incontrolable, un volcán de mierda desde mi estómago. Repulsivo, pero no lo podría haber cosificado mejor. Cosificado, perdón. Qué cosas. Pero se me antoja, voy a escribir lo que mierda se me antoja, comer lo que se me antoja, fumar lo que se me antoja, cojer como se me antoja.
Necesito antojarme, fluir un poco por la vida y no que me fluya, no me quiero quedar seca, me están chupando la sangre. Los días se me van como un pañuelo lleno de mocos en otoño. Y me quedo mirando como una boba como el papel da vueltas en el viento, y se aleja, cada vez más.
Necesito volver a enamorarme de la vida. Ser esa. Esa que era yo, que ahora no soy yo, pero fui alguna vez, creo. Creo que sí.
Creo que era yo, voy a volver a ser yo.
Es que lo tengo tan desordenado que me tienta agarrar cualquier pedazo de cemento y darle un par de tumbos a ver si se acomoda. Aunque sea un par de ideas. Los patitos en fila, los jugadores, el moño más o menos arreglado.
Escucho ruidos, sí. Escucho todo, ese es mi problema. Estoy abierta a todo, cualquier dedo se me puede meter en el ojo y cualquier mierda puede pasar por mi oreja. Como si tuviese un cartel de "Mi hogar es su hogar" o alguna de esas boludeces que estaban escritas en unos felpudos que solía comprar mi abuela, hasta que se avivó. De que su casa es su casa. Falta que yo me avive un poco. Yo, yo, yo, yo, yo, yo. Sí, volví a tener unos amargos dieciseis por un ratito. Me está brotando una rebeldía incontrolable, un volcán de mierda desde mi estómago. Repulsivo, pero no lo podría haber cosificado mejor. Cosificado, perdón. Qué cosas. Pero se me antoja, voy a escribir lo que mierda se me antoja, comer lo que se me antoja, fumar lo que se me antoja, cojer como se me antoja.
Necesito antojarme, fluir un poco por la vida y no que me fluya, no me quiero quedar seca, me están chupando la sangre. Los días se me van como un pañuelo lleno de mocos en otoño. Y me quedo mirando como una boba como el papel da vueltas en el viento, y se aleja, cada vez más.
Necesito volver a enamorarme de la vida. Ser esa. Esa que era yo, que ahora no soy yo, pero fui alguna vez, creo. Creo que sí.
Creo que era yo, voy a volver a ser yo.
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