domingo, noviembre 15

tantas colillas, tan poco humo.

Escupo una uña y algo de sangre. Las náuseas retornan, pero no son náuseas. Es presión, magna presión y en todo el cuerpo. Luego se focaliza en la cabeza, el centro de mi poder, desde donde se maneja toda la artillería pesada.
Un cortocircuito o dos y salta.
Salta una lágrima, apenas del tamaño de la dignidad que me quedó hoy y salpica un poco la tabla del retrete.
Hoy soy el alma más fea del mundo. Una cornuda conciente.
Una pena, dos penas, tres penas abrazar la almohada, abrazar al gato que duerme sobre mi almohada. Y alguien que me abrace mientras abrazo al gato que duerme sobre mi almohada.

Y

que me ame tanto como a la libertad.

1 comentario:

Enrique Arias Valencia dijo...

Excelente estética, invitación incitante: vivir.