Tenía dos cosas que decirte, pero en el camino encontré espacio debajo de una baldosa para llorar un rato. Para tomar ese impulso que nunca tuve, ese vientito dulce en la cara. Esas tres lagrimitas y un adiós.
Tres lagrimitas y un adiós.
Adiós, hasta siempre.
sábado, octubre 25
jueves, octubre 16
.
Tengo que admitir ( y saben que no me gusta admitir) que algunas de las frases que viven en este blog me dan escozor.
Mucho escozor.
Mucho escozor.
prisión.
Bajábamos por una calle errante, creo que yo estaba silbando un tango y vos mirabas los caminos que formaban las líneas de las baldosas. Un beso o dos. Un beso sin sentido o dos. Un beso sin fundamento.
O dos. Dos besos, mejor. Dos besos distraídos, en dos pares de labios de personas distraídas que caminan. Mi boca, que apenas había adoptado otra forma que no es la de una boca que silba. Que silba bajito, ahora. Y tus ojos cerrados o apenas abiertos, sin líneas que los estrujen, sin caras ni líneas ni baldosas que los estrujen.
Solo dos besos tibios.
miércoles, octubre 8
jueves, octubre 2
...escribir cuentos malos toda la noche.
Fueron dos o tres pasos los que resté y un minuto. Luego, de vuelta, caminé.
No pasaron ni dos cuadras que seguía teniendo tu aroma en mi boca, en mi cuello, en mi piel entera. Mi piel era una evidencia y tener esa evidencia me obligaba a aceptarte.
Habías ultrajado mi piel toda la noche y como si fuera poco me dejaste un sutil recordatorio.
Y.... PAF! Me desperté.
No pasaron ni dos cuadras que seguía teniendo tu aroma en mi boca, en mi cuello, en mi piel entera. Mi piel era una evidencia y tener esa evidencia me obligaba a aceptarte.
Habías ultrajado mi piel toda la noche y como si fuera poco me dejaste un sutil recordatorio.
Y.... PAF! Me desperté.
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