martes, diciembre 14

sed

La botella vacía. El vaso lleno.
El vaso medio lleno.
El vaso se vacía.
La botella vacía.
El vaso medio vacío.


Una última gota serpenteando desde la comisura de la boca hasta caer sobre mis piernas.

No la escuché, la sentí. Creí que la escuché, pero la sentí. Estaba fría.

La botella vacía, el vaso vacío. Mi cuerpo, la piel, una extensión árida que cubre la noche.

Tengo ganas de aullarle un rato a la luna. Qué raro la luna, ahí colgada.

Tanta agua.

2 comentarios:

Enrique Arias Valencia dijo...

Hola. Gracias por compartir.

NaveL. dijo...

Me gustan todos esos silencios