sábado, agosto 21

guitarra visceral.

Una ráfaga de viento o dos. El pelo en el ojo. La idea persistente como el pelo en el ojo. Me va llenando de a gotas. Cambio de color. Tres lágrimas desembocan, indudablemente por el pelo en el ojo.
O fue esa maldita guitarra, mi costumbre de darme cuenta de las cosas, de una forma bastante aleatoria. Pero natural al fin, espontánea.

Salió de muy adentro, como los mocos, el pis o el vómito.

Mis entrañas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

O como los secretos, los que ameritan así llamarse.